Amigos:
Cuando llegué a la cárcel...
Yo no sabía que los protagonistas de mi nuevo mundo,
serían los colores beige y negro.
Ignoraba que el dolor, sería mi enfermedad,
y el frío mi clima.
La humedad, parte de la atmósfera,
canas y arrugas el maquillaje.
La nostalgia: un contagio,
y la tristeza: mi personalidad.
Que mi puerta sería de acero; y un candado mi seguro
cuatro paredes, mi espacio, alambre de púas mi altura.
Gruesos muros; y angostas rejas...
El largo y ancho de mi angustia
frios pisos mi profundidad.
Desconocía, que una reja; detiene los caminos
y, que la palabra ¡No! toma significado relevante
Cuando llegué a la cárcel:
Ignoraba, que la soledad sería mi compañera
el miedo mi sombra, y el silencio la disciplina.
Aquí, aprendí que las lágrimas lavan el corazón, que una fotografía, puede volverse el más preciado tesoro, y un beso, el estallido del amor. Que las chinches y ratas, se convierten en mascotas. La fetidez, en fragancia; y la desesperanza en doctrina, sólo Dios el más fiel amigo.
No esperaba, que el insomnio, fuera la constante.
La oscuridad el decorado, y la ociosidad:
el eterno pasatiempo.
No quería aceptar, que el odio fuera mi vecino.
El llanto la medicina; la insipidez el diario sazón.
La amistad... El tipo de cambio,
los alimentos la bolsa de valores
Me resistía, a creer, que los recuerdos:
se tornarán fotescos... Y
las olvidadas cartas, se volvieron bálsamo.
Ignoraba, que aquí adentro:
la libertad es sueño general,
las drogas, vehículo de escape.
Porque cuando llegué aquí,
amigos...
Yo no sabía todo esto.
MARIO RUIZ DIAZ
(Persona Privada de su Libertad Reclusorio Oriente)
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